Muchas veces nuestra salud no sólo depende de nosotros mismos, sino que nuestro entorno influye de manera importante en nuestro estado y nuestro bienestar. Aunque creemos que los factores ambientales se limitan al aire exterior de las ciudades, según la Organización Mundial de la Salud, la calidad del aire interior es uno de los principales riesgos para las personas. No sólo la contaminación del aire de una gran ciudad puede menoscabar nuestra salud, sino que la calidad del aire del interior de los edificios es también un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades respiratorias o infecciosas: según la OMS, pasamos más de un 80% de nuestro tiempo en interiores, por lo que la calidad del aire debería cuidarse al máximo.
El Síndrome del Edificio Enfermo es un “síndrome” definido por esta organización como aquel en el que los ocupantes del inmueble presentan quejas sobre las condiciones ambientales como causa de su deterioro de salud. Generalmente, están equipados con aire acondicionado, y las causas de las quejas de los ocupantes suelen ser difíciles de determinar. Las lesiones no suelen ser físicas u orgánicas, por lo que el diagnóstico se hace normalmente por exclusión. En los países industrializados se ha demostrado que el 30% de la población sufre alergia o asma, ya sea por agentes artificiales o naturales. Por otro lado, cerca de mil infecciones por Legionella pneumophila (o legionella) se detectan anualmente en nuestro país, lo que revela la mala calidad el aire en muchos de nuestros edificios. No obstante, la mayoría de los síntomas podrían asociarse a una gripe común o un resfriado, por lo que, salvo algunos casos en los que las enfermedades desarrolladas son realmente graves, suele tratarse de daños menores y pasajeros.
Según la OMS, aproximadamente 5000 personas mueren diariamente en países industrializados debido a la mala calidad del aire interior. Esto ocurre, como ya hemos explicado, porque no se controlan debidamente los factores que empeoran la calidad del ambiente en interiores y porque no se higienizan de forma correcta los conductos de ventilación, que deberían servir para renovar el aire y limpiarlo desde el exterior antes de que pase al edificio. Es importante realizar un mantenimiento y una revisión de higiene en conductos por empresas profesionales, que se encargan de filtrar el aire exterior para que pase al interior limpio.
Por otro lado, hay ocasiones en las que se comete un error grave en la propia construcción del edificio, y es que muchas veces ocurre que la calidad de los materiales no es la adecuada y los contaminantes provienen del mismo inmueble. El formaldeído, por ejemplo, proviene del material de decoración y construcción, así como de los aislantes, entre otros. Para evitar el uso de estos materiales, dañinos para la salud, hay empresas que ofrecen servicios de consultoría para asesorar durante la construcción del edificio y así asegurar la posterior calidad del aire.
Asimismo, tras la construcción, hay diferentes normas de calidad ambiental que aseguran el correcto funcionamiento de la ventilación y la higienización eficaz del aire. Por ejemplo, la Norma UNE 171330 se encarga de que los sistemas de climatización estén limpios y funcionen correctamente para evitar contaminantes químicos o microbianos. Olores, ruido o incluso la mala iluminación del lugar pueden incurrir también en el desarrollo de los síntomas de lo que hablábamos antes. Los riesgos son mayores de lo que creemos, pues los posibles contaminantes son en su mayoría desconocidos o ignorados por la población general. Es por ello que es importante que sea una empresa de confianza la que realice este mantenimiento y revisión de higiene en conductos. En algunos casos, el rendimiento de los trabajadores disminuye por la incomodidad que supone trabajar en un ambiente con mala calidad del aire, por lo que podría suponer incluso pérdidas para la empresa en cuestión.
Pero no sólo los edificios de viviendas o de oficinas pueden presentar estos riesgos, sino que hay un lugar en el que la mala calidad del aire puede resultar mucho más perjudicial e incluso mortal. Los entornos hospitalarios son uno de los entornos más peligrosos si se deja de lado la higiene del aire. El 7% de las personas hospitalizadas sufre una infección denominada nosocomial, que en todos los casos está ocasionada por la falta de higiene y de labores de mantenimiento. Existe también una regulación para estos entornos, pues la Norma UNE 171340 está diseñada específicamente para estos lugares y para asegurar la salud y seguridad de todos los pacientes. Esta norma define parámetros mucho más específicos, ya que la presión del aire o la tasa de ventilación también influyen a la hora de realizar un análisis exhaustivo de la calidad del aire en entornos denominados “áreas críticas”.
Dióxido o monóxido de carbono, hongos, bacterias u ozono son algunos de los elementos que han de analizarse para realizar un correcto estudio de la calidad del aire en edificios. La Norma UNE 100012 especifica que se debe acceder al interior de los conductos para la inspección visual y la toma de muestras de polvo depositado, así como placas microbiológicas para determinar la presencia de contaminación bacteriana. Es muy importante que el estudio analice tanto contaminantes en suspensión como en superficies, para poder realizar un diagnóstico claro y que se apliquen las medidas necesarias. El proceso ha de ser exhaustivo y eficaz, teniendo en cuenta que si no se hace correctamente podría incurrir en el perjuicio de la salud de las personas que residen o trabajan en el inmueble.
Los riesgos de la mala calidad del aire son, por lo tanto, mucho mayores de lo que la mayoría de la población cree, y en muchas ocasiones se ignoran los efectos que ésta podría tener en nuestra salud y nuestra vida diaria. Por ello, es esencial confiar estas revisiones a una empresa de confianza, que realice un trabajo exhaustivo y que demuestre que comprende que una mala higienización de los conductos es dañina para las personas que permanecen en el interior de los edificios. Como ya hemos dicho, permanecemos el 80% de nuestro tiempo en interiores, y es mucho más importante de lo que creemos limpiar el aire que nos rodea para poder llevar una vida normal y sana. Asegurarnos del mantenimiento y la revisión de la higiene de conductos que llevan el aire del exterior al interior del edificio debería ser una prioridad y realizarse mínimo una vez al año.
Toda la información sobre calidad de aire en interiores y sobre cómo mejorar nuestra salud gracias a una mejor calidad del aire lo podéis encontrar en la página de AmbiSalud.es
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